De una suscriptora del norte de África

Queridos feroces: No puedo resistir la tentación, aunque sé que al Marías le tenéis ya muy visto y repasado y, además, me de cosa, como admiradora que soy de vuestras muy sabias e irónicas críticas, que no pretendo, ni osaré, emular. Valga por tanto esta humilde reflexión como desahogo de una sufrida lectora feroz y a sabiendas de que no aporta novedad, pero es que la última del Marías, en atroz compaña de Rosita Montero a la cola de El Fantasmal (la siguiente página siempre puede ser peor), ha sido demasiado. Negro sobre blanco. Definitivamente, no tienen temor de Dios, ni de los hombres iracundos. Por si, en llegando al final de dicha revista (muy vista, requetevista) no hubiéramos tragado suficiente ración de estulticia, por ejemplo, con la Montero descubriendo, sin saberlo, claro, la teoría del individuo versus la masa, y dando muestras de su profundo conocimiento de la “promiscua” (sic, sic, sic) Edad Media…, va el Nene, ¡tan sólo dos páginas más allá! Y ¡zas!…, nos la endiña con su sapiencia de Bufo bufo. Me refiero a los artículos de la una, Elogio del individualismo y El temor de vivir a destiempo, del insigne catedrático de la nadería, publicados “sendos”, como dice el nene, en El País Semanal de hace creo que tres semanas.  En el segundo encontramos lo siguiente:

Aluvión de novedades…, dentro de unas fechas…, rabiosamente novedoso…, flotamos por una época.., el boca a oreja.., oprimente y angustioso…, la velocidad a la que el aparato (un avión) se mueve y avanza…, aceleración continua y creciente a la que no se vislumbra límite…

Él sí que no vislumbra límites ni nada… ¿Es que quiere batir un récord?, ¿acaso no tiene siquiera corrector electrónico o es que se le ha frito por sobrecarga? ¿Se perdió las clases de lengua en parvulitos? Deprimente y angustioso, sin duda.., como este idiota continúe moviéndose (sin avanzar), vamos a encontrarnos dentro de unas fechas, o flotando por ellas, no se sabe, en una aceleración continua hacia la nada que la de Ende a su lado va a parecer una nadería. Lo peor es el boca a oreja, creo yo, porque cuando las cosas iban de boca en boca enseguida se conocía el percal de gentucilla de esta calaña. Claro, las orejas no tienen la misma capacidad de comunicación. ¡Cómo podemos alertar al mundo entonces! Y esto, sin entrar en el contenido (noble tarea de la crítica acompasada), porque, francamente, no doy el nivel; he de reconocer que no tenía constancia de la existencia del sabio inglés del XVIIII que teorizaba sobre las mesas de restaurante, amigo de la Montero (impresionante), como es LO habitual en una intelectual que se precie (véase la antepenúltima línea de su Elogio del individualismo gaznápiro. Yo de pequeña también trataba de impresionar a los idiotas del cole con palabros y citas, aunque los sacara, como el anterior calificativo, de un tebeo de Zipi y Zape). Si a semejante lección de filosofía de peluquería unimos la explicación, non petita, de lo mucho que el Nene ha tardado en completar su parto de los montes…, “dos legislaturas”, “… y casi tres el volumen final” (¿?), mezcladas con la mención a José María Aznar (¿es que se presenta otra vez a presidente?)… En fin, esto sin entrar en profundidades, vaya, que puede ser mortal.

Gracias por existir, feroces.

Catalina Minola

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