Muchas palabras de Elvira Lindo

Crítica acompasada de Una palabra tuya

Aunque he ido haciendo anotaciones al compás de la lectura, no empiezo a escribir hasta haber terminado el primer capítulo -pp. 11 a 28- de la exitosa novela Una palabra tuya, de Elvira Lindo. Vivimos la abominación de la desolación. ¿A dónde vamos a ir a parar? Que se diga a los españoles, mediante “premios” (ellos ignoran que están amañados), homenajes, críticas laudatorias, entrevistas, presentaciones, etc., que una novela de este tipo, vulgarmente escrita, plena de expresiones convencionales y anacolutos, con su costumbrismo castizo, sin la más mínima tendencia a la universalidad ni (siquiera) a la profundización en la inmediatez, con un planteamiento a lo Almudena Grandes, con las “constantes” habituales en todo cuanto escriben las tontitas del sistema –engreimiento progre, alcohol, porros, madres enfermas, tascas, churros, porras, retretes sucios, pollas, polvos, vecinos chismosos, en fin, color local–, es lo que hay que hacer en el siglo XXI, resulta desolador.

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