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![]() nnotras disposiciones |
Proyecto de ley para la mejora literaria de EspañaAl Exmo. Sr Ministro que corresponda Exposición de motivos Ante la triste situación que atraviesa la Literatura en España, comida de editoriales y gangrenada por grupos de presión, los críticos del Círculo de Fuencarral, con sus maestros al frente y bajo la dirección de don Juan Risaco y Condobrín, deciden redactar el Presente Proyecto de Lev, a fin de remediar tan triste situación e invitar a los poderes públicos a que intervengan y encaucen de nuevo la Literatura por senderos menos fangosos, adinerados y polanqueros. Una vez redactado este Proyecto, se pasará al Gabinete Jurídico del Centro de Documentación de la Novela Española , editor de La Fiera Literaria , para que le dé forma definitiva. Después se ofrecerá a los diferentes partidos políticos que soporta nuestro país, para que alguno de ellos, o todos o el que lo acepte. lo presente ante el Parlamento y se consiga así una ley saludable para todos los españoles que saben leer aunque no sepan escribir. Tanto los alumnos como los profesores prometen redactar también un Reglamento que permitirá en su día la justa aplicación de la Ley cuyo Proyecto se presenta. Firman el presente Proyecto el ya citado señor Risaco y Condobrín , tres críticos del Círculo de Fuencarral. cuatro profesores y dieciséis alumnos del Taller de Literatura del C. D. N. E. Dios guarde a V.E. muchos años o, al menos. los suficientes para que todos veamos promulgada la Ley que aquí se proyecta. Madrid, calendas de marzo del año 2000 . Muy firmado y rubricado (siguen veinticuatro garabatos ilegibles). Título Preliminar El presente Proyecto de Ley atenderá sobre todo a la infracultura escrita que en la actualidad reina despóticamente en libros llamados novelas, memorias, autobiografías, reportajes, etc., dejando de lado la Poesía , por ser ésta una actividad que muy poco daño puede hacer a la república, dada la cortedad de sus ediciones y la casi confidencialidad de su difusión. De la misma manera, aunque sólo de momento, se dejará también para mejor ocasión todo lo referente a los bodrios dramáticos y demás representaciones teatrales. Este Proyecto de Ley se elevará al ministro del ramo que corresponda, y, para su conocimiento, será difundido antes y después de su presentación a la administración. Se busca por este medio no sólo una critica del mismo. sino también una posible colaboración. Por esta razón, los autores del Proyecto se reservan el saludable derecho de añadir nuevos artículos. Título primero DE LAS EDITORIALES Para empezar. se prohíbe terminantemente a cualquier editorial convocar. suscitar, proclamar o pagar cualquier tipo de premio llamado literario. Y, de hacerlo, la obra premiada y pagada por la editorial convocante, será publicada por otra de la competencia. Otrosí. se prohíbe cualquier tipo de fusión. alianza o parentesco de agnados o cognados entre editoriales, a fin de evitar el compadreo, la recomendación, el chanchullo y otras corrupciones. Otrosí. de haber premios literarios, serán siempre decididos por jurados compuestos por críticos independientes, esto es, no dependientes de ninguna editorial. periódicos afines, etc. Y se darán siempre a obras ya publicadas. Otrosí. se prohíbe a las editoriales el lanzar a los autores de su casa al corral público como si fuesen paraguas. Otrosí, prohibición terminante también a toda editorial de pagar, asalariar o socorrer a cualquier crítico, sea este plumilla, cotilla o presentadorcillo de la tele, so pena de multa de millones para la que incumpla esta norma. En cuanto al critico mamacallos. será degradado a cronista municipal suplente. Otrosí, prohibición terminante para toda editorial de poseer un periódico, una cadena de televisión o cualquier medio de comunicación. La pena será severa y terminante. Se despojará ala editorial de toda propiedad y, al editor, se le destinará como dependiente o cajero a una librería de cualquier provincia remota en la que reine el analfabetismo. Otrosí, ninguna editorial podrá solicitar ayuda económica del Estado, porque el Estado somos todos y las editoriales sólo son suyas. Siendo la editorial necesaria pero también contingente para el escritor, se facilitará por el Estado la creación, por medio de empréstitos, de nuevas editoriales y donación de ordenadores que no sean de fabricación nacional. Otrosí, en los mercados, se prohibirá la venta de berza a los autores jóvenes, a quienes se facilitarán botes de champú y peinecillos anticaspa. Otrosí, ninguna editorial poseerá en propiedad cualquier tipo de cadena de distribución de libros, al ser las distribuidoras un medio más de publicidad y de injusta difusión, sólo atentas a las obras de los allegados, empadrinados, prohijados y consanguíneos. Se recomienda encarecidamente el cumplimiento de cuanto precede, ya que las editoriales son la polilla de la cultura y responsables de la actual situación catastrófica de la literatura. De ahí que cualquier editor, por el mero hecho de serlo, será considerado sospechoso: un ser antisocial, anticultural y terrorista y a él corresponderá demostrar lo contrario. Título segundo DE LA ACADEMIA En primer lugar, y como principio de toda reforma, hase de quitar el calificativo de Real a la Academia Española , pues ningún monarca español, si exceptuamos a Alfonso X el Sabio, supo nunca nada de libros. El actual nombre se cambiará por el de Academia Realmente Española, pues por desgracia son españoles los que realmente la pueblan. Otrosí, se han examinar de Cultura General, Gramática e Historia de la Literatura quienes quieran obtener el título de académico, a fin de evitar lo que ocurre en la actualidad. En ningún caso bastará con el DNI, ni mucho menos, con el carnet de periodista o un certificado de haber publicado en Alfaguara. Otrosí, cuando un académico chochee, lo que ocurre con harta frecuencia, se le asignará una residencia y una cantidad de dinero, a fin de que no caiga en la tentación de vender favores ni en la de dedicar el Diccionario como si fuese obra suya. Otrosí, los académicos reales que sean reales académicos, por haber aprobado los exámenes, se dedicarán a las labores propias de su sexo, ya laborando en diccionarios, escudriñando etimologías, seleccionando vocablos de dudosa utilización o corrigiendo los editoriales de El País y los titulares de Marca . En estos últimos, más que las faltas de ortografía y sintaxis, se suprimirán las gilipolleces y las manchas de merengue. Otrosí, a fin de evitar la venta de favores y recomendaciones, prescribimos que ningún académico firme con su nombre en los periódicos. Si lo hiciere, se le castigará a estar quince días con el Diccionario atado al cuello y expuesto a la vergüenza pública. La pena pasará a ser de un mes si el académico percibe un sueldo de una editorial, como ocurre hoy día con el propio director de la impropiamente llamada Docta Casa, que lo percibe de Espasa Calpe. Quienes, sin ser directores, sino inmortales rasos, trabajen, como hoy ocurre, para Cátedra, Anaya, etc. habrán de estampar en sus tarjetas de visita el título de académico mamoncio, absteniéndose de comer carne los primeros viernes de cada mes. Otrosí, no podrán ingresar en la Academia sacerdotes de ninguna religión ni militares con graduación o sin ella; los primeros, por ser gente peligrosa y proclive a las falsas interpretaciones; los segundos, porque nada tienen que hacer las armas en un lugar destinado a las letras. Otrosí, cuando ingrese en la Academia un analfabeto, pero español castizo cien por cien, como puede ser en breve el caso de Francisco Umbral, se entregará en la puerta, a los asistentes al acto de toma de posesión, un porrón con instrucciones de uso, un pañoliyo p'ar cueyo y una gorriya a cuadros. En vez del himno nacional, se interpretará por la banda municipal de Alpedrete la obertura del Barberillo de Lavapiés . Otrosí, los discursos de ingreso en la Academia quedan terminantemente prohibidos, a fin de evitar inútiles ataques de verborrea, facilonas conferencias sobre nada y otros desastres discursivos. Esta prohibición no afectará a los mudos. Otrosí, cualquier académico podrá ser expulsado de la congregación si se demuestra que no ha publicado nada que merezca la pena ni antes ni después de su elección. Como se da por descontado que este precepto dejará desierta la academia, ello facilitará la admisión de nuevos misacantanos. Otrosí, ningún académico, sea del sexo que fuere, podrá apadrinar a los aspirantes a serlo; estos acudirán por su propio pie y no amparándose en la sombra de los cabestros, como en la actualidad ocurre. Otrosí, cualquier académico que sea sorprendido en falta de barbarismo o de anacoluto, será encerrado en la biblioteca de la casa durante dos meses y un día, con una gramática y una lupa por toda compañía. Otrosí, se prohíbe que el director de la Academia sea elegido por votación de los congregados, a fin de evitar bochornosos espectáculos como el de la defenestración injustificada de don Manuel Alvar por la misma caterva que lo había elegido. El cargo de director será temporal y a él irán accediendo periódicamente los numerarios, a fin de que todos puedan cumplir con su principal afición, que es la de hacer reverencias y dar la mano, reír sin ganas, perorar, comer canapés, asistir a reuniones inútiles, cambiar los libros de sitio, quitar solemnidad a los actos y demás gambeteos propios del cargo. Titulo tercero DE LA CRÍTICA Se suprime de la lengua de la nación española la denominación de crítico literario, por designar oficio, servicio o carrera desconocida en el reino. En su lugar, se hablará siempre de plumillas, cotillas o presentadorcillos . Plumilla es el correveidile mojipapas que escribe en los periódicos; cotilla, el que murmura en la radio, y presentadorcillo, el metemuertos de la televisión. Todo plumilla que publique un texto, deberá firmar con su nombre, debajo del cual señalará: "plumilla al servicio de tal o cual editorial". Si así no lo hiciere, sáquese a vergüenza pública el sueldo que percibe y dedíquese su importe a obras de caridad. Todo plumilla que intente comenzar la carrera habrá de examinarse de Teoría crítica e Historia de la Literatura , tras pasar unos ejercicios previos de dictado, análisis sintáctico y redacción, a fin de evitar los desmanes perpetrados semanalmente por los García Posada, Rafael Conte, Sanz Villanueva, etc., cuyos artículos, de publicarse, serán declarados zona catastrófica. El plumilla recalcitrante será condenado al silencio sin apelación. La vigilancia del cumplimiento de su pena estará a cargo del Gobernador de la Provincia , que le atará las manos para evitar mayores males. Los críticos llamados cotillas, que son los que suelen cometer las mayores fechorías en las emisoras de radio, serán embozalados a cargo de la Dirección General de Seguridad. Sólo se les permitirá en los recreos hablar del tiempo, de fútbol y de política, si así lo desean, por ser materias donde todo disparate tiene su asiento, pero jamás de libros ni de cultura en general. A los presentadorcillos televisivos de libros promocionados se les prohibirá esta forma de publicidad y se les concederá, a fin de que no mueran de hambre, la posibilidad de anunciar caramelos y medicamentos contra las hemorroides. Quien, además de ejercer de presentadorcillo, ose llamarse Armas Marcelo, será pelado al rape e inhabilitado a perpetuidad. Otrosí, se ha observado que, a veces, el plumilla ejerce también de cotilla, amontonando cargos, salarios y otras formas de chupotería. En este caso, la pena será el destierro a cualquier universidad alejada más de mil kilómetros de su comunidad, donde habrá de matricularse en una facultad de letras. Entre las asignaturas optativas, no podrá elegir la Economía Política ni la Hacienda , a fin de de que no se resabie ni aprenda trucos para eludir sus deberes cívicos ni militares. Otrosí, cuando un plumilla escriba sobre literatura, además de la obligación que tiene de apostillar su nombre con el de la editorial que le paga, indemnizará con su salario a las víctimas de los despropósitos que haya incluido en su texto. Si el salario no resulta suficiente, tendrá que completarlo con lo que gane con trabajos de limpieza en la vía pública. Si los plumillas, cotillas y presentadorcillos que cumplan penas de privación de libertad quieren colaborar en el periódico del centro penitenciario, se comprometerán a no citar jamás a Julia Kristeva. Otrosí y finalmente, se convocará concurso para proveer diez plazas de crítico literario interino, hasta tanto sale de la incubadora la hornada que, con fecundación asistida, ha donado el Centro de Documentación de la Novela Española. Para ello, se confeccionará un temario de Crítica literaria, Historia de la Literatura , Filología y Urbanidad. Los admitidos depositarán una fianza antes de empezar a ejercer, para seguridad de los lectores en activo y los analfabetos de buena voluntad. Título cuarto DE LOS ESCRITORES CASPOSOS, CHIRLES Y COSTUMBRISTAS Habiendo caído la literatura española en las pringosas manos de los costumbristas, como Cela, Gala, Umbral, Delibes, Marsé, Grandes, Torres, De Prada, Rosa Regás, Muñoz Molina, Elvira Lindo, Millás, Clara Sánchez, Rosa Montero, Benítez Reyes y otros capullos en flor, se impone una clasificación de los mismos, a fin de evitar confusiones. Los costumbristas actuales se dividen en castizoplastas, pornocasposos y tremendistas folklóricos. Todo castizoplasta que exalte el botijo, el organillo y los puestos de castañas será condenado a darle vueltas al manubrio del instrumento mencionado durante un mes y un día a la hora de la siesta, y a llevar siempre a cuestas unas alforjas con un botijo manchego con agua del Lozoya. Otrosí, todo libro publicado por un castizoplasta, llevará obligatoriamente en la cubierta la advertencia: "Novela castizoplasta. Su lectura puede resultar perjudicial para la salud.” Se venderá muy barato y se prohibirá hacer publicidad de él. Cuando un escritor castizoplasta firme ejemplares de sus guisos, estará obligado a vestir el traje típico de su región de procedencia y a despedirse de sus firmados con un "osú", un "buenas" o un "a mandar". El dolo en esta materia será severamente castigado y el lector que advierta, por ejemplo, que Antonio Gala porta el sombrero cordobés en lugar de la típica gorra manchega, estará obligado a denunciarle. Los peluquines como el de Terenci Moix se perseguirán de oficio. Los plumillas, cotillas y demás vuelaplumas castizoplastas, exaltadores del viejo Madrid, de los toreros, betuneros, vendedores de barquillos de canela, revendedores de entradas de fútbol y vendedoras de lotería o de castañas, serán condenados a ración perpetua de churros y a beber el café con leche en porrón. Llevarán bufanda con olor a frito hasta en verano y, semanalmente, tendrán que comprar La Farola y aprenderse de memoria su contenido. Los pornocasposos, entre quienes destacan por su labor algunas escritoras, como Almudena Grandes, Maruja Torres, Rosa Montero y Lucía Etchevarría, no solamente estarán en la obligación de poner en la cubierta la indicación: "Novela pornocasposa", sino que pagarán a la Asociación de Escritores Europeizantes, que ya en los años 50 viajaban sin sus madres, una cantidad fija en euros cada vez que conjuguen los verbos follar, joder y crujir, o empleen los sustantivos polla, coño, polvo, culo, caca, pedo o pis, entre otros que se especificarán en el reglamento de aplicación de esta Ley. Escribir los tacos en catalán, gallego, vascuence o andaluz no constituirá circunstancia atenuante. Los tremendistas folklóricos como Cela, Umbral, Maruja Torres, Almudena Grandes, Rosa Mora y/o Regás y/o Montero, Clara Sánchez, Juan Manuel de Prada, Raúl del Pozo, Molina Foix y otras/tros chisgarabintas/os que jueguen al ping pong entre ellas/llos con las expresiones "obra maestra" o "novela excepcional" como bolita, serán azotadas/dos en las nalgas en plaza pública y condenadas/dos a quince días de arresto domiciliario en una choza cercana a un cementerio, durante los cuales se les suministrará, por toda alimentación, bocadillos de tripas y cordilla. Les estará prohibido eructar, pero habrán de lavarse las manos al menos una vez cada dos días. Otrosí, tanto los castizoplastas, pornocasposos y tremendistas folklóricos, como sus allegados, epígonos, botafumeiros, mandrágoras y seguidores entusiastas serán condenados, por el solo hecho de profesar de tales, a vestir corno ellos dicen que visten sus personajes y, corno se suponen que han de oler muy mal, se les permitirá utilizar un orujo gallego. Otrosí, las novelas de los castizoplastas pseudocosmopolitas como Guelbenzu, Molina Fuax, Terenci Muax , Javier Marías y De Prada, llevarán incorporado un bozal antibostezo. De las reediciones de Juan Benet, se retirará obligatoriamente el hormigón armado que él utilizaba indistintamente en sus puentes y en sus libros. Las de Juan García Hortelano llevarán en la contracubierta una estampa de san Isidro Labrador, patrón de los castizoplastas fallecidos. Otrosí, cualquier plumilla o correveidile que escriba sobre toros y toreros, corno Antonio Burgos, Raúl del Pozo, Javier Marías, Antonio Gala, Muñoz Molina, Molina Foix y Terenci Moix, será desterrado del reino, por considerársele gente peligrosa, sin escrúpulos e irrecuperable para la convivencia y el honesto orden que debe reinar en toda república civilizada. Otrosí, a quienes pretendan escribir en esta época novelas de capa y espada se le obligará a transformarlas en otras de capote y metralleta antes de ser pasadas por televisión. Los folklóricos casposos que, además de cometer los desmanes propios de su condición, cometan el de poner a sus libros títulos como El manuscrito carmesí o Garras de astracán, estarán obligados a seguir cursos acelerados de embastecimiento, a fin de que se despojen de su cursilería. Durante el cursillo, que tomarán en régimen de internado, recibirán una alimentación rica en féculas que les facilite el ventoseo anal y bucal. Vestirán de pana o sayal y estarán obligados a decir tacos y rascarse las pelotas cada diez minutos. Otrosí, las pornocasposas marbeteadas y ya multadas podrán redimirse haciendo ejercicios de erotismo literario, el primero de los cuales, eliminatorio, consistirá en relatar los amores lesbianos de una vaca loca y la vaca de la Central Lechera Asturiana, en metáforas y otros tropos, y sin emplear una sola palabra malsonante ni insinuar que se trata de un suceso autobiográfico. Los tremendistas folklóricos estarán obligados a componer novelas pastoriles y églogas en endecasílabos italianos y heptasílabos españoles. Mientras realicen tan difíciles tareas, les asistirá un enfermero diplomado, que les susurrará palabras dulces y les tocará solos de flauta. Título quinto DE LOS ADOCENADOS Y DE LOS QUE ESCRIBEN MAL Mentira parece al legislador que haya que recordar que el primer deber que tiene todo escritor es el de escribir bien, con corrección, sin faltas de sintaxis, de léxico, de lógica ni de ortografía. Pero como en la actual España literaria se cocea continuamente la gloriosa lengua española por los escritores y escritoras que el sistema de la industria cultural impone como modelo, como Javier Marías, Almudena Grandes, Rosa Montero, Maruja Torres, Clara Sánchez, Juan Luís Cebrián, José María Guelbenzu, Molina Fuax, Terenci Muax, Benítez Reyes, Muñoz Molina, Juan Manuel de Pradas, etcétera, se imponen las siguientes advertencias y castigos. Todo novelista adocenado, chirle, costumbrista, castizo y parapoco, como Antonio Gala y Francisco Umbral, pagará, por cada frase hecha y/o latiguillo que utilice una multa en euros contantes, que se determinará en el Reglamento de Aplicación de la Presente Ley. Si la repite, pagará el doble y estará obligado a copiar diez veces, a mano, el «Cuento de cuentos» de don Francisco de Quevedo, que en paz descanse. Todo novelista que escriba mal pagará una multa por cada anacoluto y despropósito contra el recto pensamiento. Como puede haber casos, como el de Javier Marías, en que lo acumulado en sus cuentas corrientes del Reino español y de Helvetia no le alcance, redimirá su pena matriculándose en la Escuela primaria del Centro de Documentación de la Novela Española , donde habrá de estudiar los rudimentos de la Gramática castellana . Plumillas, cotillas y presentadorcillos que publiquen libros habrán de pasar exámenes de gramática, copiado, dictado y redacción, ya que el solo hecho de escribir en periódicos, hablar en la radio o hacer muecas en la televisión no les otorga el título de escritores. Los reincidentes que no hayan cumplido esta norma sufrirán pena de azotes en las nalgas y palmetazos en las manos, a fin de que no puedan sentarse y menos a escribir. Otrosí, al estar tan extendida la vulgaridad, el adocenamiento y la escritura entreverada, se prescribe un silencio durante diez años a los publicados, premiados y condecorados, tiempo que habrán de ocupar en ejercicios de redacción y estudios de Literatura. Si no los aprovechan adecuadamente, mándeseles al diablo regente del infierno de lo inculto, donde hallarán pesebres adecuados a sus necesidades. Otrosí, como no sólo los plumillas se transforman en escritores vulgares, sino que también los novelistas osan practicar el periodismo de manera asimismo vulgar y hasta vocinglera, se les obligará a inscribirse en el sindicato de uno u otro oficio y se les prohibirá ejercer aquél al que renuncien, ni siquiera esporádicamente. Menos que ninguno, los que figuren en las listas de libros más vendidos gozarán de los permisos excepcionales que el magnánimo Gran Jurado de las Letras concede los años bisiestos, los jubilares o aquéllos en que transite el cielo español una estrella con rabo. El castigo para los infractores será de azotes nalgares, silencio abozalado y palmetazos en las manos con una vara verde. Otrosí, en caso de escritores chirles, declarados irrecuperables por los especialistas de medicina forense gramatical, como Antonio Gala y Javier Marías, se les proporcionarán oficios más adecuados a sus dotes y mentalidad. Gala, por ejemplo, podría organizar desfiles de moda adocenada pero no descocada, y Marías, regentar la librería de una galería comercial instalada en el segundo sótano de un aparcamiento; y se les permitirá fugarse con tal de que sea al extranjero. Entretanto, los libros que venda habrán de ser ingleses y, a ser posible, editados en Oxford. Título sexto DE LAS NOVELISTAS MADRES, PREÑADAS Y OTRAS ESPERANZAS Dada la moda que, por rachas, azota las editoriales, para castigo del lector desprevenido y confiado, por la que una serie de damas literarias cuentan lo que a nadie le importa sobre sus preñeces, coitus interruptus, adopciones, embarazos precoces, abortos, abueleces, tiastulas, etcétera, con títulos indecentes como «Soy la madre», «Sangre de mi sangre», «Abuela y virgen», «Soltera y sola en la vida», «¡Hijo de mis entrañas!», «Mudanza en provincias» «Los que vinieron a mi boda me dejaron con lo puesto», etc., las editoriales responsables estarán obligadas a señalar en la cubierta que se trata de «Novela de parto o desvirgamiento». De no hacerse así, se condenará a estas escritoras tocológícas a pena de arresto domiciliario y a la obligación de tomar anticonceptivos y píldoras del día siguiente y el siguiente y el siguiente hasta el fin del mundo. Se les permitirá joder cuanto quieran, siempre que lo hagan de pie y en zapatillas, pero no escribir. Para contrarrestar esta perniciosa moda que tanto daña a la Seguridad Social por su acusada incidencia en la demografia nacional, se instituirá un premio de novela masculina, cuyos títulos habrán de ser forzosamente del tipo de "Soy padre", "Un espermatozoo llamado Borja", "No paro pero sufro", "No soy madre pero contribuyo", "Soy un hombre liberado"... A fin de evitar complicidades, corresponsabilidades, inducciones y deducciones, escritoras y sementales habitarán en barrios separados por una zanja, una verja y un cordón policial. Si la policía española no tiene suficientes efectivos para cumplir esta delicada misión, se pedirán refuerzos a la Guardia de Caballeros de Orange, para incentivar a cuyos miembros se les dirá que todas las novelistas españolas son católicas. Otrosí, ninguna de las por esta Ley denominadas «Novelas de parto» podrá ser admitida a ningún concurso, certamen, premio, pensión de ayuda a la creación o viaje de su autor a Guadalajara, México, aunque sus autoras sí podrán pedir ayudas a fondo perdido o préstamos especiales al Instituto de Tocología, Obstetricia y Ginecología, Asociaciones de Pediatras y Puericultores, Maternidades, Paritorios y oficinas de reclutamiento. A fin de que las disposiciones de esta ley no influyan en el crecimiento del número de españoles, se invitará a las autoras de embarazos, partos y esperanzas varias a escribir cuentecillos de no más de diez folios, que se repartirán entre las solteras recalcitrantes, las doncellas vocacionales y las adolescentes en edad de concebir. Las autoras participativas y partodependientes que excedan los diez folios prescritos por esta Ley serán condenadas a seguir cursos de parto sin dolor por correspondencia. Otrosí, se hace un último apercibimiento a las señoras Soledad Puértolas, Mercedes Salisachs, Josefina Aldecoa, Carmen Riera, Rosa Regás y otras placentarias, para que dejen de publicar durante cinco años, so pena de ser obligadas a viajar en grupo a los países más desasistidos del África negra, a fin de que comprendan que no dicen más que tonterías y se enteren de lo que de verdad son bodas, preñeces, partos y otras esperanzas. Si alguna, como puede ser el caso de la señora Salisachs, aduce no encontrarse ya en edad de cumplir el servicio militar, se la apercibirá de destierro, caso de que persista en escribir de lo que ya no puede recordar, aunque se le permitirá recurrir ante el Juzgado especial de Alumbramientos y Eclipses. Título séptimo DE LOS LLAMADOS PENSADORES Y FILOSOFILLOS AGUADOS Ante la proliferación de pisaverdes culturales y de gente que tiene alguna idea, aunque vaga, en los vacíos aposentos de su cabeza, llamados intelectuales y hasta filósofos, el presente proyecto de ley propone, para empezar, la designación de piensauvas a tales sujetos, que se clasificarán en filosofillos aguados, intelectuales a la violeta imperial y pensadorcillos adormidera, que es como decir Trías, Laines y Savater. Ya que basta con ser profesor o catedrático para ser considerado filósofo, proponemos que todos los dentistas sean llamados entomólogos; los homeópatas, nominalistas; los ingenieros, etimologistas; los electricistas, lógicos formalistas, y los repartidores de gas butano, peripatéticos, a fin de aumentar la confusión y sacar a pública vergüenza a los que se aprovechan de su cátedra para sentar plaza de pensadores. Otrosí, el que muchos de estos supuestos pensadores y filósofos aguados pertenezcan al tropel de los asalariados por las editoriales les hace reos de dependencia pensante, por lo que, como castigo, han de lucir el logotipo de la editorial en todos los ojales de sus chaquetas. Otrosí, cuando uno de los pensadores aguados, como Fernando Savater, publique un libro de supuesta filosofía, se imprimirá en la cubierta del mismo esta leyenda: "inautor de cualquier sistema filosófico, picaideas, moralizante al uso y libertario de mentirijillas". La falta de esta nota acarreará al autor penas de silogismo temporal y de sorites perpetuo. Otrosí, ante el peligroso proliferar de plumillas que filosofan agudillos y para poco, como don Vicente Verdú y otros adláteres, se les apercibirá una primera vez con amonestación escrita y, en caso de reincidencia, se les matriculará en cursos sobre filosofía de Wittgestein, Heidegger y Rorty. Caso de no aprobar estos cursos, como es lo más probable, se les retirará la pluma y el bolígrafo y, en su lugar, se les colocará un martillo y una garlopa. Otrosí, se prohibirá a los Savater, Sádaba y demás asalariados dirigir revistas o publicaciones de cualquier género, mientras no demuestren su sabiduría a la hora de discurrir. Para probarlos, se les plantearán problemas al alcance de sus cabezas, como la diferencia entre lingüística y logomaquia, diarrea y cagálisis general, pensamiento dirigido y dirección editorial, etc.; problemas todos que tendrán que resolver correctamente, so pena de retirada de sus permisos de publicar, pensar y deducir. Título octavo DE LOS ESCRITORES APROVECHADILLOS, CIRCUNSTANCIALES Y HUEVONES En este desgraciado país, basta con ser presentador de televisión, hombre político, conocido artista de variedades o banquero, aunque sea pequeñito, para publicar un libro, generalmente bajo el apelativo de "novela" o de "memorias", aprovechando la circunstancia de ser conocido y al socaire siempre de una editorial que venderá la imagen. Los productos de estos aprovechadillos son siempre novelas aproximadas, libros camafeos y obras huevonas, en cuyas portadas aparece siempre el rostro del sustentador de su propia fama, que sale en la televisión porque sale en la televisión. Ante la avalancha y el peligro de carcoma, se dictaminará que los dichos autores circunstanciales y huevones no podrán publicar obras que excedan de seis páginas tamaño folio, so pena de entregar su propia biografía a los plumillas del escándalo y el chisme. Otrosí, cuando los aprovechadillos sean académicos por contumacia, como los señores Cebrián y Muñoz Molina, se prohibirán sus libros, por tratarse de antologistas áulicos o novelistas chanflones, y se les condenará a escribir en el envés de las hojas de los calendarios, donde verdaderamente sus ocurrencias tienen su lugar. Otrosí, cuando se trate de un político, como los señores Rodríguez o Pimentel, se le expulsará del partido a que pertenezcan y se les condenará a llevar y traer recados de su jefe político, como, de hecho, venía haciendo, pero, ahora, vestido de botones según la más rancia tradición. Otrosí, los plumillas, cotillas y presentadorcillos que escriban novelas o libros de memorias, aprovechando su mal ganada fama y popularidad, serán condenados a limarse los dientes hasta las encías, por chupones de publicidad y mamadurrias de fama. Otrosí, como hay escritores que, aprovechándose de sus respectivas autonomías, catalanizan, galleguean y vasquean obras huevonas sin ningún interés, pero merecedoras de los premios que les dan por hacer patria, estos abusones de la situación serán condenados a llevar siempre un mandil con los colores de la bandera regional y babero haciendo juego. DISPOSICIONES TRANSITORIAS Dadas las contundentes penas y castigos que se especifican en este proyecto de ley, recomendamos un plazo de un año entre la aprobación del mismo y su publicación como disposición legal de obligado cumplimiento. Años destinados a evitar exámenes de conciencia, suicidios, entradas en conventos y desesperación de los aludidos en los diferentes títulos. Durante ese año de plazo o de temporal suspensión de la Ley , se recomienda al Estado la puesta a disposición de los implicados de casas de reposo con asistencia médica, a fin de que mediten y se arrepientan. Al mismo tiempo, se les proveerá de pasaportes especiales que les permitan desplazarse por el mundo entero, para que, si lo desean, desaparezcan del ámbito cultural hispano y puedan ser olvidados por sus actuales sufridos lectores. En caso de suicidio de algunos de los acusados, el Estado se comprometerá a costear el sepelio, que será sencillo y no recordatorio. En caso de que alguno de los precondenados manifieste el deseo de entrar en un convento, como ya hicieran Antonio Gala y Miguel García Posada, el estado pagará la dote y el primer hábito. Si lo que desea el condenado es retirarse a algún monasterio de la India o Pakistán, lugares siempre recomendables para quienes tienen que hacer larga penitencia por el daño que han hecho a la cultura, el estado pagará el viaje de ida, pero en ningún caso el de vuelta. Dado en Madrid, en los ministerios de Justicia y de Cultura, en la fecha ut supra . |
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Boletín del Centro de Documentación de la Novela Española |