A García Posada y Javier Marías en junio de 1997
A MIGUEL GARCÍA POSADA
Me parece de un cinismo rayano en la prostitución casi todo lo que
usted ha escrito en su artículo titulado Jovellanos. ¿De verdad cree
usted que Juan Luis Cebrián, director de los Servicios Informativos de
TVE a las órdenes del siniestro Arias Navarro, hijo, sobrino y nieto de
falangistas y falangista él mismo es “heredero directo de las
víctimas”? ¿De verdad cree usted que, a la manera de Polanco, Cebrián y
usted mismo, se construye un país más decente? ¿De verdad cree usted
que en Babelia están ustedes contra los privilegios y aspirando a la
igualdad? Hay que ser un hijo de su madre muy grande, como usted es,
para tener tan buena conciencia y situarse tan cómodamente al margen de
la basura de la que usted es uno de los principales productores. Lucía
Tirado
A JAVIER MARÍAS
Estoy verdaderamente desconcertado. Un profesor de lingüística de la
Universidad Autónoma de Madrid, José Polo, ha comentado mi primer
trabajo sobre su obra, dentro de una serie sobre De la crítica
ponderada al realismo crítico, publicada en la revista Analecta
Malacitana, XIX, I (1996). Considera sus fallos "verdaderamente
graves". Ahora estoy con Corazón tan blanco, que fue Premio de la
Crítica. En las primeras sesenta páginas he encontrado la misma
cantidad de gruesos errores que en las demás. Le comentaré uno: en la
página 57, escribe usted: “ambos nos dedicamos sobre todo a ser
traductores o intérpretes”. Quien escribe eso, señor Marías, no es que
sea un pésimo escritor, es que ni siquiera es escritor; está
imposibilitado para la expresión literaria. Desconcertado estoy, sí.
¿Es usted un montaje? ¿Sabe usted que lo es? ¿Qué significa todo esto?
Me es imposible dudar de la evidencia.
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