Entrevista virtual de Contrapunto a Manuel García Viñó

por Lady Kaede (María José Alonso Paris), directora


Nota previa

Permítanme hacer unas consideraciones, antes de contestar las preguntas. Consideraciones que creo obligadas por respeto a mi propia obra, en la que he trabajado mucho. Agradeceré que no se tomen por manifestaciones de vanidad. Desde hace unos años, a mí me someten muchos cuestionarios parecidos a éste, así como me hacen entrevistas en revistas culturales, emisoras de radio y cadenas de televisión. Debía de andar yo muy distraído, porque sólo recientemente he caído en la cuenta de que tanta atención sobre mí, que evidentemente se debía a mis críticas publicadas en “Rebelión” y en “ La Fiera Literaria ”, digital y de papel, se prestaba en ignorancia de todo cuanto he hecho durante más de cincuenta años.

Ya dentro de este mismo ámbito de la crítica a la industria cultural y sus productos muchos ignoran que también he publicado tres libros:

La novela española desde 1939: historia de una impostura , Libertarias Prodhufi, Madrid, 1994

La gran estafa: Alfaguara, Planeta y la novela basura , Editorial Vosa, Madrid, 2005

El País: la cultura como negocio , Txalaparta, Navarra, 2006

A los que cabría añadir, también reciente:

La novela española del siglo XX, Endymión, Madrid, 2003,

que es el primer estudio de conjunto sobre la novelística de la pasada centuria

Tengo la impresión de que a mí se me está tomando por una especie de extraterrestre que hace poco ha descendido en paracaídas sobre el campo de la literatura española, de la novela concretamente, y se ha puesto a dar mandobles a los que considera inmerecidamente famosos. Y es el caso que lo que yo digo ahora lo vengo diciendo desde los primeros años de la década de los 60 del siglo pasado. Esto aparte, lejos de ser un espontáneo de la literatura, yo he publicado más de cien libros: una docena de poemarios, veinticinco novelas y más de cincuenta ensayos, sobre todo de crítica y teoría de la novela y de las artes plásticas. A los que habría que añadir más de un centenar de ensayos en revistas como “Arbor” (del Consejo Superior de Investigaciones Científicas), “Heterodoxia”, “Revista de Ideas Estéticas”, “Revista de Filología Española”, “Punta Europa”, “Camp de l'arpa”, “Nuestro Tiempo”, “Goya”, “ La Estafeta Literaria ”, “Razón y Fe”, “Reseña”,.etc. Soy el autor de la primera, de la única, Teoría de la novela (Anthropos, Barcelona, 2005) que ha escrito un español.

A quien quiera saber de mi obra, yo le agradecería que, en vez de acudir a Internet, acuda al número monográfico que me dedicó la revista “Anthropos”, en 1998, bajo el título: “Manuel García Viñó. El realismo total, nueva visión de la novela”.

Lo que yo he venido haciendo es pugnar, frente a tanto realismo, costumbrismo, casticismo y vaciedad que se ha apoderado de la novela española desde hace décadas, por una novela más intelectual, más de ideas, más imaginativa, más novedosa en la técnica, más de valores estéticos, entendiendo que lograrlos no es cosa del lenguaje, sino de la composición: en pocas palabras, y dicho con expresión acuñada para la economía, intentar que nuestra novela “cumpla los criterios de convergencia con Europa”: una novela, en fin, que, siendo entretenida –esto forma parte de la esencia del género– , denotara que el autor está en posesión de una concepción del mundo y de una teoría de la literatura. Lo hice hace más de cuarenta años, cuando la novela se apartaba de la literariedad por causa de la política y lo digo ahora, cuando lo hace por causa de la economía. Se trataba de intentar poner la novela española, repito, a la hora de la novela de Occidente.

Entre 1905 y el medio siglo –y hasta 1968, por poner una fecha emblemática– , la novela experimentó la mayor revolución estética de su historia, y aquí no se enteró casi nadie. Por mi cuenta, yo había empezado, desde 1958, a hacer otro tipo de novela, pero lo interesante fue que un día descubrí que, en 1962, justo el año en que José María Castellet “decretó” el fracaso literario del realismo social que él había impulsado, se habían publicado en España media docena de novelas – Homenaje privado , de Andrés Bosch; Las llaves del infierno , de Carlos Rojas; Cuando amanece , de José Vidal Cadellans, El borrador , de Manuel San Martín, La reducción , de José Tomás Cabot y La pérdida del centro , de Manuel García Viñó– que tenían una serie muy llamativa de puntos comunes, en el contenido y en la manera de envolverlo en una forma. Entonces escribí, señalándolos, el libro Novela española actual (Guadarrama, Madrid, 1967), que, publicado, originó una tal polémica, que la documentación de ésta, con escasos comentarios, me dio para un libro de más de doscientas páginas: Papeles sobre la ‘nueva novela' española . Además de a los autores mencionados, en Novela española actual estudiaba, como situados “al margen del realismo”, a Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Antonio Prieto, Ana María Matute, Luis Martín Santos, señalando como antecedentes a José Luis Castillo Puche, Gonzalo Torrente Ballester, Álvaro Cunqueiro, Miguel Delibes y Carmen Laforet, que no quedaban, a los dos últimos me refiero, muy bien parados. Con posterioridad, he caído en la cuenta de que, en el frente antirrealista y por las mismas fechas, se alineaban autores como Vicente Risco, Elena Quiroga, Antonio Risco, Alfonso Albalá, Claudio Bassols, Fernando Gutiérrez, Miguel Buñuel y Juan Ignacio Ferreras Además de Novela Española Actual , publiqué por aquellos años: La nueva novela española entre el documento y la metafísica , Madrid, Guadarrama, 1968; Novela Española de Posguerra , Madrid, Publicaciones Españolas, 1971; El realismo y la novela actual , Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1973, y Papeles sobre la ‘nueva novela' española , EUNSA , Pamplona , 1975

Consecuencia de aquel libro mío y de la polémica que suscitó, fue el movimiento que se llamó “de la novela metafísica”, el cual cuenta con una amplísima bibliografía (V. número citado de “Anthropos”), a pesar de lo cual ha sido sistemáticamente silenciado posteriormente por los críticos y profesores universitarios que entonces eran del sistema y hoy siguen siendo del sistema. Cierto que hubo críticos que apoyaron nuestra propuesta, sobre todo Antonio Valencia y Manuel G. Cerezales, pero también Juan Ramón Masoliver, Ángel Marsá, José Segado del Olmo, Juan José Coy, Jorge Rodríguez Padrón, José Luis Vázquez Dodero, Ángel Basanta y Fernando Gutiérrez. Rafael Conte, que al principio se alineó con éstos, más adelante se volvió virulentamente contra nosotros, llegando hasta a calumniarme. El profesor Emilio del Río nos dedicó el libro Novela Intelectual , y Antonio Fernández Heliodoro, el titulado La novela española dentro de España , que nada pudieron contra el silenciamiento decretado u obedecido por los Santos Sanz Villanueva, Darío Villanueva, Rafael Conte, Gonzalo Sobejano, Ignacio Soldevila, José Carlos Mainer, Miguel García Posada, etc.

No sé si seguir con estas reivindicaciones. Mi abuela me anima: “Manolo, hijo, que se enteren de lo que vales”, me dice. “Ay, abuela venerada, le respondo, ¿qué vas a decir tú, si soy tu ojito derecho?”. En fin, en su honor, y para demostrar de una puñetera vez que no soy un espontáneo, añadiré solamente que, además de en el género novela y en la narrativa española del siglo XX, me he especializado en tres temas: Gustavo Adolfo Bécquer, el mito clásico de Fedra y el personaje bíblico María Magdalena.

Sobre Bécquer, he publicado tres libros: Vida y obra de Bécquer , El esoterismo de Bécquer y Mundo y trasmundo de las leyendas de Bécquer. Este último, me lo publicó Dámaso Alonso en la Biblioteca Románica Hispánica de Editorial Gredos, algo así como el santuario de la filología española.

Para escribir El mito de Fedra , me concedió una ayuda a la investigación la Fundación Universitaria Española, que lo publicó en 1983. En un congreso en la universidad de Grenoble, se reconoció que era el más completo sobre el tema, porque en L'Histoire Littèraire d'un Couple Tragique , de Jean Pommier, no se estudiaban las cuatro Fedras españolas de las que yo sí me ocupaba.

A María Magdalena, además de unos cuantos ensayos en la revista “Heterodoxia” y una Bibliografía sobre María Magdalena , con más de mil entradas, en la “Revista Agustiniana” , le dediqué el libro La nueva Eva , Libertarias– Prodhufi, Madrid, 1993. En él, y siguiendo la estela de mi amigo Rafael Hereza – El desvelamiento de la Revelación , La Rama Dorada , Madrid, 1980, prólogo mío– apuntalaba la tesis “Jesús de Nazaret y María Magdalena fueron marido y mujer y fruto de su mutuo amor fue el Discípulo Amado, Juan, por sobrenombre Marcos”. Tesis basada en la Escritura y en otros documentos de la época, no en el vacío documental ni en leyendas, como hace tanto advenedizo actualmente.

Y voy ya con las preguntas.

A. Ommmm

1. ¿Cree que existen precedentes únicamente imputables a España a la hora de "maltratar" a los buenos autores en pro de mantener la antigua institución del mecenazgo sobre los serviles de siempre y de toda la historia aunque ahora los mecenas sean grandes imperios empresariales mediáticos – PRISA, Planeta, Seix Barral– que lo ejercen en sentido neoliberal y "moderno" creando así una fuente de ingresos que en el antiguo mecenazgo solamente se traducía en prestigio social de aquel que mantenía artistas, ya fueran pintores, músicos, arquitectos o pintores? Estoy pensando en Gustavo Adolfo Bécquer y más antiguamente en Cervantes. De los actuales pienso en gente como usted o Belén Gopegui entre otros.

– Ya decía Larra que, en España, escribir es llorar. Y Bécquer, en su famosa carta al director de “ La Iberia ”, se quejaba de lo mismo, como creo que nadie se ha quejado entre nosotros.. No sé qué pasa en otras literaturas, pero, aquí y ahora, no es tanto que se desdeñe lo excelente –simplemente, se ignora– como que se favorece exageradamente lo mediocre, porque sea comercial o, sobre todo, porque, mediante el marketing , se haya convertido en comercial. A mí se me ha silenciado adrede durante cuarenta años, por las razones que he dicho. A Belén Gopegui la atienden, si bien no la sitúan, como debieran, por delante de esas Almudena Grandes, Maruja Torres, Rosa Regás, Rosa Montero, Elvira Lindo y otras que, además de decir chorradas y obviedades escriben creyendo que novelar es, simplemente, ponerse a contar cosas. Los neoliberales de la industria cultural no son mecenas, son comerciantes. Para ellos no cuenta la calidad, sino las ventas.

2. ¿Piensa que la educación universal, una de las mejores y más dignas reivindicaciones de la Ilustración ha servido tal y como se ha puesto en práctica en España, que es el caso que nos ocupa, ha creado personas más cultas, más críticas, más libres, más capaces de elegir entre una buena obra de una biblioteca pública y algo que no anuncie la televisión como "La obra más vendida del año" cuando no "la mejor novela del año" sin el menor rubor? Pienso en el fenómeno paranormal de El Código Da Vinci o en la serie de Alatriste, leídos por millones de personas en metro, autobús y tren como he podido comprobar ad nauseam .

– Ha creado, sí, una minoría con las características que usted dice, además de una actitud negativa ante la religión. Personalmente, no sé si los lectores de los años cincuenta y primeros sesenta eran más serios que los de ahora por causa de esa educación. Lo que si sé es que los de hoy son consumistas, que además han sido maleados por la industria cultural, que ha convertido el libro, que siempre fue un valor de uso, en un valor de cambio.

3. ¿Cree que es mejor leer cualquier cosa que no leer? Piense en los libros que le he citado en la segunda pregunta y añada a Harry Potter, a todos los premios Planeta, en de Prada, en Izaguirre, en Posadas, en Rigalt, en Jané, en Etxebarría, en Cebrián, en las "tontitas del sistema" según expresión suya muy acertada en mi opinión, en Cercas y sobre todo en Marías.

– Me hace gracia: tiene usted las mismas fobias que yo. Y los dos podríamos agrandar la lista ¿verdad? En cuanto a la pregunta… Hay quienes dicen que quien lee lo que sea, se acostumbra a leer. No sé. A veces, me pronuncio diciendo: “Para leer eso , mejor no leer nada”.

4. ¿Existen soluciones que no pasen por destruir el poder mediático de estos grupos empresariales y la televisión de paso en su conjunto?

No lo creo. El profesor Vidal Beneyto ha hablado de “resistencia cultural”. Pero él vive muy a gusto dentro del tinglado Prisa. Y, por otra parte, ha desdeñado La Fiera Literaria , único elemento de resistencia cultural que hay en España.

5. ¿Considera positiva la política de subvenciones a la llamada "Cultura" (con minúsculas si prefiere)?.

– Por supuesto que no.

Gracias por sus respuestas, por su amabilidad, por su predisposición y reciba un saludo muy afectuoso de

B. Jashin

Señor Viñó. Confieso no conocerlo de antes pero deseo que sepa que me ha hecho mucho bien leerlo a usted y a " La Fiera Literaria ". Me he sentido mejor y no un extraño maniático al leer sus escritos y La Fiera. Suelo rehuir los nuevos autores en boga y me encanta rebuscar en algunos autores clásicos una y otra véz . Lo considero menos arriesgado para mis gustos y el interés por acabar las lecturas que empiezo.

1. Permítame que le pregunte si ve algún paralelismo entre el mundo literario que tan bien nos describe y el de las bellas artes. Me refiero al sistemático rechazo que todavía existe sobre todo lo naturalista en pintura y escultura. Me explico mejor; todo tiene que ser vanguardista y lo que no lo sea si no está ya en un museo dedicado a la más excelsa historia del arte no merece la menor de las atenciones, apoyo, simpatía o estímulo alguno.

Los clásicos nunca le defraudarán, amigo Jashin, y una de las características comunes a todos estos bestsellerados que usted, Ommmm y yo despreciamos es su ignorancia de los clásicos. Fíjese, todavía hoy, la mejor prosa castellana hay que buscarla en De los nombres de Cristo , de Fray Luis de León, y la mejor poesía en nuestra lengua, en El cántico espiritual y La noche oscura del alma , de San Juan de la Cruz. Pero sobre su pregunta: sí, existe un paralelismo, en tanto en cuanto ambos mundos están dominados por el comercio. Claro, esto, en cuanto al tratamiento de las obras. En lo que se refiere a los contenidos que, digamos, se exigen, se trata de dos ámbitos muy diferentes. Personalmente, pienso que el rechazo del naturalismo está justificado. Estamos en la era técnica. Por nuestra civilización, y también por nuestra cultura, han pasado la relatividad, la mecánica cuántica con, sobre todo, el principio de incertidumbre de Heisenberg, el psicoanálisis y muchas cosas más que han propiciado una nueva concepción del mundo que ha arrumbado la basada en el absolutismo de Newton. Los cambios, hacia el relativismo, del tiempo y del espacio, exigen un nuevo arte. Toda época exige un nuevo arte. Una de las mayores carencias de los novelistas aludidos es que han vuelto al siglo XIX. Una novela no es de hoy porque trate temas que están en los periódicos, una novela es de hoy si se basa en la nueva cosmovisión, aunque trate de La muerte de Virgilio.

2. También, y aparte, le pregunto por la arquitectura de la enormidad tan frecuente, con costes siderales y por lo común poco sociales, pese al ingente caudal público que las hace posibles en bien de las más poderosas constructoras.

– Contestar a esto requeriría un libro. En cuanto el arte se ha sobrepuesto al comercio, se han hecho en nuestra época cosas fabulosas. Los Franz Lloyd Wright, Le Cobusier, Niemeyer, Alvar Aalto, etc, como muchos actuales, son grandes arquitectos, que aprovchan lo que las t´cnicas actuales permiten

3. Pérez Reverte ha tocado con Alatriste el tema de las guerras y las intrigas palaciegas durante el siglo de oro. Salvo algunos fragmentos no me ha dejado un gran sabor de boca.

Esta temática merece mejores mimbres pero deseo saber que opina usted del boom experimentado en la novela histórica a nivel universal. No quiero dar más nombres pero ¿no cree usted que se banaliza en exceso el pasado, se divulga bajo mínimos y en definitiva se transmite la idea de que todo ha sido siempre igual en aras de la licencia literaria?. No me estoy refiriendo al retrato del género humano y sus virtudes y defectos sino a los contextos históricos y a los condicionamientos sociales, económicos y políticos a lo largo de los siglos.

– Pérez Reverte no es más que un imitador de los Dumas, Paul Feval, Fernández y González ,etc. El quisiera parecerse a Salgari, Stevenson, De Foe, etc., pero no lo consigue, porque no es novelista. No sabe crear personajes, ni ambientes ni nada. Se documenta mucho sobre el hecho histórico del que quiere tratar y luego comete el error de decir todo lo que ha aprendido, sin passarlo por el tamiz de la reflexión, de la selección ni de los valores estéticos. La ola actual de “novelas históricas” parte de un mimetismo de lo que se cree una mercancía segur. Nada tienen que ver esto productos con las novelas “basadas en la historia”, pero actuales, como Memorias de Adriano , de Marguerite Youcenar; Los idus de marzo , de Thornton Wilder; Dios ha nacido en el exilio , de Vintila Horia; La muerte de Virgilio , de Hermann Broch; Todos los hombres son mortales , de Simone de Beauvoir etc.

C. Odette

Sabemos que la realidad latinoamericana difiere mucho de la europea y Chile al ser uno de los países menos subdesarrollados de Suramérica ha vivido una época de dictadura pura y dura.

¿Cree usted que la mujer de distinta condición social, pero con semejantes preocupaciones como las presenta Marcela Serrano, contribuyen a una mala interpretación y abuso por parte de las feministas españolas al punto de "no querer ser semejantes" obviando que el contexto es otro?

Lo siento, no conozco Chile ni la obra de Marcela Serrano.

D. House

¿Qué opinión le merece la obra de Frabetti, quien afirma que decidió seguir los pasos de Dante, y como resultado escribió su metafórica obra "El libro Infierno" comparando al infierno con una biblioteca, y la vida misma escrita en un libro en el último estante circular?

Tampoco conozco la obra de Frabett.i

E. Mitrofan

¿Cómo calificaría a la pléyade de escritores que, además de juntar palabras con destreza contrastada, se dedican a impartir lecciones de fé monárquica y españolismo, como Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Fernando Savater o Arturo Pérez Reverte, por citar los más cualificados y significativos?

– La calificaría sencillamente de grupo de malos escritores, artificialmente lanzados a la fama y al éxito económico, con el consentimiento de una serie de críticos y profesores universitarios vendidos al sistema. Tengo que añadir que no creo que se pueda decir con justicia que esta gente junte las palabras con “destreza contrastada”. Los mejores no pasan de la redacción colegial simplemente correcta. Javier Marías es sin duda quien peor ha escrito en español en todos los tiempos y lugares. Otros, que usted nombra o no, pero que están sobreentendidos, como Muñoz. Molina, Elvira Lindo, Almudena Grandes, Maruja Torres, Rosa Regás, etcétera, se expresan en una prosa realmente pedestre, especialmente la última nombrada. Y, a este propósito quiero insistir en algo: una narración –en mi Teoría de la novela hago hincapié en la necesaria distinción entre novela y relato– no se convierte en buena porque esté bien escrita, incluso magníficamente escrita. Lo que hace buena una novela es su ajustada composición, su forma precisa de presentar la realidad, su manejo adecuado de los elementos novelísticos, como los diálogos, las descripciones y, sobre todo, las elusiones y las alusiones. En esto se basan los valores estético, no en la belleza de la prosa que, como el tema, es secundaria. En una palabra: la trama es determinante; el argumento, no. En cuanto al otro tema, sí .Casi todos ellos han ejercido de republicanos, hasta que ha convenido ejercer de monárquico.

F. Lou

¿Podría decirme si existe alguna novela erótica que le merezca respeto? ¿Cree que el género tiene posibilidades más allá de Almudena Grandes y amigas que, en mi opinión, no hacen sino pornografía sin gracia con la "pícara" intención de provocar, cosa harto difícil una vez nacidos Donatien Alphonse de Sade o Apollinaire?

Almudena Grandes jamás ha escrito una novela erótica, ni siquiera pornográfica. Las edades de Lúlú es un mal relato de costumbrismo sexual casposo, con mucho de irrisorio. Estoy concluyendo un ensayo sobre la novela erótica y por eso no quiero adelantar ninguna idea. He reflexionado sobre el tema durante años. No toda novela que trate del sexo, aunque sea buena literariamente hablando, es erótica. En la desaparecida colección “ La Sonrisa Vertical ”, de Tusquets, había buenas –entre otras muy malas– novelas eróticas, aunque también, y pese a su título, se publicaran en ella libros deliciosos, como las memorias de Casanova, que no pertenecen a la literatura erótica. No tengo tiempo ahora de buscar títulos, pero recuerdo autores como Georges Bataille, Franz Harris, Pauline Rèage, Emanuelle d'Arsan, Pierre Louÿs,

Lo debería haber dicho antes, pero lo digo ahora: los editores comerciantes podían haber ganado el mismo dinero con obras dignas. No se comprende por qué han preferido ganarlo con basura.

G. Esmeralda

¿Se rehuye la buena novela porque nos hace pensar o la rechazamos porque ya no sabemos pensar?

– Por supuesto que hay algo de las dos razones, Esmeralda. La sociedad actual, con muy pocas excepciones, como quienes hablamos y nos preocupamos de estas cosas, es superficial, frívola, sin valores, que hace espectáculo de todo. Lo que le hace pensar le inquieta, o no lo entiende. Los editores se han dado cuenta –al tiempo que lo han fomentado (da igual lo que sea antes, si el huevo o la gallina)– y le ofrecen la novela basura, prolongación de la televisión basura. En los tiempos en que yo me inicié en esto de la literatura, casi transcurrida ya la primera década de la segunda mitad del siglo XX, en cierto modo todavía posguerra de la Segunda Guerra Mundial, cuando el hombre tanto se interrogó sobre sí mismo y su destino, preferentemente a través de novelas y obras de teatro, la decadencia actual era impensable. Las novelas que se produjeron entonces iban cargadas de valores éticos y estéticos. Y los novelistas se sabían en posesión de un instrumento válido para transformar el mundo, algo de lo que los Muñoz Molina, Savater, Arturo Pérez Reverte, José Carlos Mainer, Miguel García Posada, Darío Villanueva, etc. se burlan.

H. Anónimo

(Es una pregunta indirecta, ya que después de leerlo e informarse sobre usted me envió este comentario que le remito para que lo responda directamente o como corolario sin citar nombres. Suya es la elección puesto que ha tenido a bien concedernos este placer.)

He buscado por internet sobre este hombre y la verdad no me parece trigo limpio del todo. Creo que su fobia por la mediocridad actual le hace ser próximo a las gilipolleces conspiranoicas de Sánchez Dragó (del cual me cuentan que es amigo, y eso me hace dudar de él). Y creo igualmente que está un poco ido de la olla.

Lo cual no quita para que sea cierto lo del subvencionismo editorial o institucional sea una de las grandes lacras de nuestro tiempo.

– Afirma usted, señor Anónimo, que yo no soy trigo limpio. Debo pensar que, para llegar a tan brillante conclusión, usted ha indagado suficientemente en mi vida y en mi obra. Pues cuéntenos. Tiene obligación moral de hacerlo y será usted el que quede libre de sospechas. Porque, si no, podríamos deducir que es uno de esos tipos superficiales, pedantes tirando a lila, generalmente cobardes, que difaman frívolamente. Sólo le digo una cosa: si todo lo que sabe de mí lo sabe tan sólidamente como lo referente a mi amistad con Sánchez Dragó voy a empezar a dudar de su seriedad. Yo a Sánchez Dragó lo he visto las seis o siete veces que me ha invitado a su programa y apenas he tenido tiempo de saludarlo.

Respecto a su opinión de que estoy ido de la olla, aparte de que también tenía la obligación moral de argumentar por qué, puedo informarle de que eso es exactamente lo que piensa mi tía Encarnación, aunque ella se refiere a lo mismo empleando el más clásico y culto término testa. Y añado para la Encarni y para usted: está demostrado que los cuerdos, sensatos y bien de la olla como usted no han hecho nunca nada que merezca la pena.

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