Arturo Pérez Reverte – Nuria Azancot
–Rrrrrrrrrr
–¡Viva España!
–¿Don Arturo?
–¡Viva España, coño, joé!
–Viva, viva… Soy Nuria Azancot, de El Cultural, de El Mundo.
–Ya sé que El Cultural es de El Mundo, no te jode… ¿Vais a hablar de mí?
–Quisiera hacerle unas preguntas.
–Está bien. Contestaré a lo que sea si promete no tocarme las pelotas.
–Es sobre su última novela.
–En mi última novela demuestro que lo que hace falta en este puto país
es que se importe la guillotina.
–¿Para qué?
–¿Para qué va a ser? Para que los cabrones de los españoles dejen de
ser una piara de analfabetos.
–¿Es que con la guillotina dejarían de ser analfabetos?
–Señorita,
ya me está tocando usted la flor. Se cogen a esos mamones de seis en
seis, se les enseña el alfabeto y, al que no lo aprenda en media
hora, se le corta la cabeza… ¡Partía de cabrones cabezudos!
–¿A los gigantes y cabezudos se refiere?
–¡No! Los gigantes somos pocos…
–¿Se considera un gigante de la pluma?
–¿De qué pluma?
–De la de escribir buena literatura, como la de sus novelas.
–A mí esa pluma me importa un carajo en salsa. Y la literatura y el
estilo y las ideas, todo eso me importa un carajo.
–Un carajo de la cara, se entiende.
–Un
carajo del carajal, cantan las totoras del ceremonial, ja, ja, ja, ja,
ja… Pero, ¿es que no sabe usted que soy el que más vende, que en Madrid
me llaman el Superventas del Alfaguarral, cantan las totoras del
ceremonial, ja, ja, ja, ja, ja…
–Se cree usted gracioso, por lo que veo, y se autocarcajea de sus
gracias, ¿no?
–Hábleme en español, si no le importa.
–En español le estoy hablando, don Pero.
–No será usted una de ésas separatistas ¡cago en!
–Le digo que le estoy hablando en español.
–¡Para español yo, leches! ¡Demuéstreme que se sabe el himno nacional!
¡Viva el Rey! ¡Demuéstremelo!
–¿Ahora? Pero…
–¡Presente!
Pero, no hay más que uno… ¡Pero de Lepanto! Por otro nombre, Pero de
Móstoles, y, por otro, pero el de la Invencible y el Concilio de Trento…
–En su última novela, ¿qué dice usted de la Pepa?
–¿Qué Pepa? Mande a esa Pepa a hacer puñetas. Con usted tengo bastante
para joderme la tarde.
–La Pepa le dicen a la Constitución de Cádiz.
–Se
lo dirá usted y su puñetera madre ¡no te jode! Yo le tengo más respeto.
¡Partía de…! ¡Viva Cádiz! Cádiz, tacita de plata… ¡Y que no hay más que
una, joé!... Clink.
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