Editorial Lumen, de Barcelona, publicó hace tiempo la traducción española -bastante mala por las muestras- de las trescientas cartas de amor que Simone de Beauvoir escribió, entre los años 1947 y 1964, al novelista norteamericano Nelson Algren. El volumen se titula Cartas a Nelson Algren y se subtitula Un amor trasatlántico .
Y lo que son las cosas de la vida y las cosas der queré! Simultáneamente, Ediciones Alfaguara dió a la estampa las trece cartas de amor de Almudena Grandes a Luis García Montero, bajo el título Cartas a Luis García y el subtítulo Un amor en taxi.
Pero no acaban aquí los paralelismos que van a unir en la historia de la literatura a estos cuatro grandes destinos. Resulta que algunas cartas, como las que reproducimos a continuación a manera de muestra y/o botón, parecen dictadas por el mismo ángel de la guarda de la porra. Señalamos sólo aquellas frases o párrafos que tienen una más clara y asombrosa equivalencia.
Simone de Beauvoir |
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Almudena Grandes |
Las mañanas son duras, mi amor, cuando abro los ojos y no estás aquí. |
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Qué mañanas más duras, mi amor, aquéllas en que abro la nevera y compruebo que se han acabado las mollejas. |
Ayer estuve trabajando en el Deux Magots y vino a verme Koestler, el de El cero y el infinito . |
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Ayer estuve en Casa Pepe tomando una ración de callos y llegó Cela, que dice que se puso cachondo leyendo Lulú . |
Creo que te conté la extraña noche que pasamos Koestler y yo con Sartre y Camus, todo el mundo borracho y lloroso por la amistad y las discrepancias polítcas... |
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No sé si te he contado que una noche estuve con Savater y García Posada, que no he visto en mi vida borrachos más sosos y pelmazos |
A mí me gusta Koestler, y tiene una esposa muy dulce y muy bella. |
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Savater me dijo que hace tiempo que no folla. Será que, en vez de pito, tiene entre las piernas una prueba irrefutable de la existencia de Dios. |
Fuimos juntos a una exposición: Monet, Manet, Renoir, Toulouse-Lautrec, los mismos pintores que tú y yo vimos juntos en el Museo de Chicago, así que me ha vuelto a doler el corazón. |
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Fuimos juntos a una casquería de la plaza de Cascorro a comprar mojama moruna, como la que tú y yo tomamos el día de san Luis Gonzaga. No había, así que volví a sentir hambre. |
Koestler piensa que no soy suficientemente anticomunista. |
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Savater dice que soy demasiado pacífica, que me tengo que hacer de los Ultrasur. |
Al volver al Deux Magots me encontré con Jean Genet, el pederasta ladrón: estuvo muy amable y muy divertido, pero me impidió trabajar. |
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Al volver a Casa Pepe, me encontré a García Posada, el cobista rácano: estuvo tan plasta como siempre y me impidió disfrutar tranquilamente de mis mollejas. |
Al atardecer me reuní con Sartre y con el indivíduo de la radio, tendremos media hora cada uno para hablar de asuntos sociales y políticos. |
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Por la tarde me reuní con Cebrián, el comerciante académico. Vamos a asistir los dos a un taller de literatura, para eso de la redacción y de las faltas de ortografía. |
Aquí todo el mundo está convencido de que estallará la guerra en menos de dos años. |
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Aquí todos dicen que va a subir el precio de las vísceras. Tendré que ponerme a régimen. |
Estuvimos sentados en la terraza de un café, en el bulevar Montparnasse, y hablamos de Hegel, al cual estamos estudiando juntos. Es un filósofo muy difícil |
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Estuvimos sentados en un banco de la estación de Atocha, comiendo pipas, y hablamos de la zarzuela que va a protagonizar Cebrián, en el papel de la Dolores. Le pagan un extra por enseñar los muslos. |
Fui a la oficina de Les Temps Modernes a leer la correspondencia y a contestarla, y estuve escribiendo mi libro. |
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Fui a la oficina de El Caso a pedirle a la Maruja para un taxi y estuve haciendo la quiniela. |
Me enteré de que el número de Politics en el que aparece mi artículo y otro de Sartre y otro de Merleau-Ponty es el número correspondiente a julio-agosto, me darás una alegría si lo lees. |
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Me enteré de que en la Casa de Extremadura venden unas mollejas adobadas magníficas y te compré una ración. Me darás una alegría si las pruebas. |
Hay tanto amor en esta pequeña carta que el avión podría romperse. Espero febrilmente tu carta. Tu Simone. |
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Hay tanta pringue en el paquete, que el taxi podría macularse. Espero con ansia el pimentón ahumado. Tu Almu. |
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Arriba |
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