Desmentidos y aclaraciones
El
que ninguna de las universidades españolas haya sido seleccionada entre
las doscientas que ha publicado toda la prensa del mundo, sólo puede
significar que nuestras universidades viven en el anonimato más
riguroso, y no el que no hayan alcanzado un nivel cultural suficiente
para figurar en la lista. Y además, todos sabemos que los demás nos
odian.
No es verdad que el señor Cebrián, de profesión sus labores, prepare
una nueva novela. La hinchazón actual de su cabeza sólo es debida a la
caspa que le inunda.
Cualquier sociólogo ha de considerarse fracasado a la hora de analizar
sociológicamente la mayor parte de los títulos que se publican como
novelas.
No es verdad que los intelectuales en el poder se estén olvidando de la
señora Zambrano, de profesión religiosa laica. Ocurre que, leídas y
releídas sus obras completas, no hay nada más que añadir sin ayuda de
un buen baño de agua bendita, ablución que aborrecen los hombres del
poder.
Es completamente falso que los independentistas vascos estén recibiendo
clases aceleradas de democracia, y todo porque estas clases no se
pueden impartir en lengua vasca. Todo es una cuestión de oído, como
dijo Beethoven.
Se rumorea que la señora Lindo, de profesión sus hemorroides, prepara
una nueva novela protagonizada por dos basureras, pero esta vez las
basureras son norteamericanas y la basura es la de Nueva York. No hay
duda, la señora Lindo mejora.
No es cierto que se estén presentando listas de hispanoamericanos y
sobre todo de hispanoamericanas, con vistas a los próximos premios,
llamados literarios, de la empresa Polanco. En principio, estas listas
serían inútiles, pues los premiados ya han sido seleccionados.
No es cierto que el señor Marías, don Javier, de profesión desconocida,
piense escribir su próxima novela con el mismo estilo y corrección,
siempre hasta cierto punto, con que escribe sus artículos
periodísticos. No es cierto y es una lástima, y es una lástima que sea
cierto.
El punto más alto al que ha llegado el humor de la televisión española
son los Morancos, de profesión patanes. Y el punto más alto de la
península ibérica son las lagunas de Ruidera.
Es muy recomendable el no escuchar a la ministra de educación a la hora
de explicar las nuevas reformas que intenta. Mejor que no.
Toda la prensa, sobre todo la de izquierdas, se ha echado encima del
expresidente Aznar, de profesión sus melenas, porque no supo contar un
chiste sobre el beber y el conducir. Una injusticia, porque el
expresidente está exento de toda culpa a la hora del humor. Es algo así
como inapetente.
Queremos aclarar una vez más, que esta revista no se ofrece
gratuitamente en ninguno de los vuelos de Iberia, ya que esta compañía
aprovecharía tan feliz circunstancia para subir sus tarifas. Y con toda
razón.
Después de su estancia en Nueva York, tanto la señora Linda, de
profesión sus gracietas, como su esposo Muñoz, de profesión académico
por contumacia, pronuncian mucho mejor el andaluz.
Juan Risaco Condobrín
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