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![]() nnCultural |
Industria cultural: contradicción en los términosUnos datos: la industria editorial española factura unos seis mil millones de euros al año (casi diez mil millones de pesetas) y exporta más de un treinta por ciento de su producción. Añádanse las cifras de la industria cinematográfica y de las llamadas “artísticas” en general, y se obtendrá un total que excede el de los sectores eléctrico o químico. La llamada industria cultural se ha transformado así en uno de los sectores económicos más importantes de la producción española. Naturalmente, ha de ser encuadrada en la sección de servicios, como el turismo y la hostelería. Para saber en qué consiste la cultura española, habrá que echar mano, pues, de los datos comerciales más significativos: exportación de libros, ventas de entradas en taquillas de cine y otros espectáculos, billetes de entradas en museos, ventas de discos, etc. Cabe hacerse una pregunta: ¿dónde está la cultura? ¿Qué significa el adjetivo cultural calificando el sustantivo industria? ¿Qué quiere decir cultura y dónde se encuentra? No hay respuesta.. O es la que dieron ya los economistas ingleses del siglo XVIII y Marx en el XIX: el valor de cambio ha sustituido al valor de uso. Un ejemplo fácil: se compran buenos cuadros no para disfrutarlos, sino para revenderlos después. Los considerados hechos culturales son simples operaciones comerciales, es decir, que forman parte de una industria. Y todo el mundo sabe cómo funciona una industria: se trata de producir dinero a partir de una inversión. Si no hay ganancias, se cierra el teatro, la editorial, lo que sea, y los obreros, escritores o actores, se van a la calle en busca de una nueva factoría. Para un estudioso del arte o de la literatura, la situación es tan nueva que de nada le sirven sus estudios, su formación estética, su gusto de especialista. Se ve obligado a echar mano de nuevos conceptos, los económicos, que ni siquiera conoce porque no tuvo que utilizarlos nunca. Sergio Vila-San Juan ha publicó un libro de más de setecientas páginas, titulado Pasando página, en el que historia los últimos veinticinco años de la edición española. En él no aparece ningún juicio crítico sobre las novelas publicadas, aunque el autor es crítico literario. Se habla de ventas, se dan cifras, se demuestra que el mundo editorial, desde el advenimiento de la democracia -¿para eso tan deseada?- se ha convertido en una fábrica de hacer dinero. ¿Tiene esto que ver algo con la literatura? ¿O sólo con la economía? Parece más bien una historia de la industria literaria, expresión en la que el adjetivo literaria ocupa el mismo lugar que el adjetivo cultural cuando se habla de industria. No, no hay cultura literaria: hay una industria que utiliza la cultura -o la pseudo cultura- para ganar dinero. El beneficio económico está en el principio de todas las publicaciones. De ahí los estudios de mercado, la publicidad, las operaciones de mercadotecnia llamadas premios y demás espectáculos a los que se llama impúdicamente promoción. La industria cultural no es más que industria. Juan Risaco Condobrín |
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Boletín del Centro de Documentación de la Novela Española |