Comentarios | Gala se autopromocionaQuién más, quién menos, por mucho que haya intentado escabullirse, se habrá visto sexualmente acosado por un spot publicitario televisivo ascendente, en el que Antonio Gala, de medio perfil como Saritísima Montiel, con una voz que parece salida no se sabe si del cuarto coro angélico, del puteral de La Caoba o simplemente del culo, proclama al mundo sus propias excelencias, que, evidentemente, son muchísimas. Pero –nos preguntamos aquí, en estas catacumbas que no se ha de comer la tierra porque ya se las ha comido–, ¿cómo es posible que nadie, en esta mierda de país, denuncie que eso es una cursilada inverecunda y memorable, que quien la hace es un cursi enemásdos y que un cursi no puede ser jamás un gran escritor, ni siquiera un menos que mediano escritor? ¿Se imagina alguien a Camus, a Antonio Machado, a Kafka, a Huxley, a Valle Inclán, a Pessoa, a Faulkner, a Hesse, haciendo una chorrinada semejante? Sí, por supuesto, a Cela, premio Nobel de Lesa Literatura, anunciando un hostal mientras rechupetea lacón con berza. O a Umbral, animando a los bebés a usar la gola que él llevó hasta los doce años y lo marcó per saecula. Antonio Gala, si no fuera tan virtuoso como lo es de nacimiento (porque todo hay que reconocerlo en honor a la verdad, la justicia y la revolución nacionalsindicalista), sería capaz hasta de prostituirse los veranos, por conservar la popularidad que ha conquistado entre los analfabetos. Penoso. Penosísimo. Perenne |
Boletín del Centro de Documentación de la Novela Española |