Un artículo de García Posadas

Aquella tarde clara de invierno madrileño, I.A.B., veinticuatro a_os, alumna de nuestro Taller de Literatura, se acercó al profesor de turno, en la sazón Tony Medialuz, de año sabático en España, y le preguntó: "¿De quién habla este gilipollas?" Dijo Antonio, alertando las transaminasas: "A ver..."

Bajo el título de Intrusos y empleando el cargamento de frases hechas, lugares comunes y tópicos elefantinos que caracterizan su (no)estilo, García Posaderas, en articulo publicado en El País el día 7 de enero, la emprendía contra sí mismo, aunque nombrándose en mayestático plural: "Los intrusos campan por sus respetos", era la primera frase (hecha, claro) del bolodrón del Posada, quien consideraba -se consideraba- que van "contra quienes se empeñan en hacer las cosas con rigor y aplicación" (él sabrá contra quién va).

Segundo párrafo: "Pocos campos tan minados por el intrusismo como el de la literatura" (el de la literatura en general, escribió al margen I.A.B., y el de El País/Babelia en particular), donde los intrusos "se han dispuesto al asalto de todo lo que haya que asaltar. Simples narradores de aventuras se convierten en novelistas; dóminas con gesto de mujer fatal se vuelven escritoras; cantantes de silbantes eses, ojos de perdiz y culito respingón se hacen memorialistas; muchachos que desconocen los rudimentos del endecasílabo van de poetas por el mundo. Todo es novela, todo es escritura, todo es memoria, todo es poesía". Parece evidente -anotó también I.A.B.- que se refiere a Marías, Almudena Grandes, García Montero, Raphael y Trapiello (aparte de a sí mismo, como memorialista infame), es decir, a todos aquellos cuyos traseros lleva lamiendo lustros.

Seguía: "La crítica literaria, sobre todo la de los periódicos (y muy especialmente la de Babelia -I.A.B. dixit) está plagada de intrusos, gentes sin preparación ni dominio del idioma, que se lanzan a elogiar o despotricar según se lo pide el cuerpo. Los libros se mal leen, se hojean, se huelen un poco y adelante. Si es el de un amigo, incienso y gloria (Posada se ha declarado varias veces amiguista. "El amiguismo, le contestó a Vargas Llosa, es institución tan antigua como el mundo"); si es el de un enemigo, caña y cierra España".

Nosotros -los prohombres del C. D. N. E.- pensamos que nadie, ni siquiera García Posada, puede ser tan indecorosamente imbécil, como para autorretratarse de este modo y dejarse a sí mismo tan por los suelos (de una cochinera). En contra de otras interpretaciones (muy dignas) pensamos que su artículo es una vomitona imparable provocada por una mala conciencia que le ha enconado las (malas, venenosas) entrañas.

 

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