Una ocurrencia de Javier Marías

Un amable lector nos ha hecho llegar la siguiente carta que ha dirigido a una docena de devotos de Marías (García Posada, Sanz Villanueva, Rafael Conte, Ignacio Echevarría, Ramón de España, Juan Cruz. Fernando Savater, Cabrera Infante y Francisco Rico):

Estimado señor: le escribo, porque le sé entusiasta lector de Javier Marías, en relación con un pasaje de su novela Negra espalda del tiempo, que me ha conmovido especialmente y me ha hecho comprender que la zafiedad de estilo y el desconocimiento de la gramática, que algunos  le achacan, poco importan cuando hay profundidad de pensamiento.

Está Marías narrando, hacia la página 52 de su libro, la reacción de los profesores de Oxford que no figuraban como personajes en Todas las almas. Se sintieron, dice, "molestos y ofendidos", "vilipendiados o escarnecidos", por resultar "humillante no ser motivo de inspiración". Y, a continuación, expone este profundo pensamiento: "Lo peor es no figurar allí donde hubo posibilidad de hacerlo". Gran verdad, sí señor. He comprobado muchas veces, por mi profesión de bombero, que ése es el pesar que reconcome a los supervivientes de una catástrofe cualquiera, cuando comprueban que no figuran en la lista de muertos, en la que tuvieron la posibilidad de figurar.

Los necios detractores de Marías dirán que esa sentencia es una gilipollez que, lógicamente, sólo se le puede ocurrir a una gilipollas, y que un gilipollas no puede ser nunca un gran escritor. Pero eso no dejará de ser una manifestación de la envidia celtíbera, que usted y yo no debemos atender. La verdad es que el libro es estremecedor, como dice García Posada, y, como dice Sanz Villanueva, de una hondura hermosa y patética, por lo que, henchidos de alegría nuestros corazones, debemos exclamar con Cabrera Infante: ¡Ave, Marías!

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