Dos comentarios de Juan Palomo

Con evidente cinismo de corrupto, y burlándose de los inocentes concursantes que se presentan a los premios que, al parecer, ya tienen adjudicados Almudena Grandes y Javier Marías, celebra ambos eventos, por anticipado, con su habitual hortera y cobista sentido del antihumor, Juan Palomo, una de las bestias que se rasgó los hábitos cuando el éxito denunciatorio del “Premio Heliodoro”, de tan felice recordación.

Precisamente en su crítica a la novela ganadora del “Heliodoro”, se refería J.J. Armas Marcelo al Palomar Nacional, que tantos juanes ensucian, con estas palabras: “sanedrín gorgónico que juega siempre a favor de la corriente que más empuja”, y a los palomos individualmente, como “las meretrices intelectuales que parecen dominar pla_ideramente los medios de información más supuestamente liberales de España” (Triunfo, 23-II-1980).

Don Ramón del Valle Inclán dijo que España es una deformación grotesca de la civilización europea. Empieza a serlo también de la americana, del norte y del sur. El premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, por ética y por elegancia, ha renunciado al Cervantes. El gallego-español Camilo José Cela, aprovechándose de su premio Nobel de Lesa Literatura, arrambló no sólo con el Cervantes, que él mismo había chorreado previamente de mierda, sino con el Planeta (espectáculo publicitario organizado por la editorial del mismo nombre) y con la Flor Natural de los Juegos Florales celebrados en Anabolena de los Cascotes, cuya dotación era de cinco mil pesetas y un termómetro de mesa.

En cuanto a los palomos o, según preferiría Armas Marcelo, meretrices, aun sabiendo, como saben, la verdad sobre el contuberniodemunich de los premios, el día que las dos anunciadas estafas se consumen, las celebrarán como galardones obtenidos “en buena lid” (así se expresan) y hasta le harán la pelota a los premiados y a sus premiantes.

Sólo queda esperar que un día igne Hispania renovabitur integra.

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