Umbral y los negros

Ya hemos hecho referencia en alguna ocasión al rumor, cada vez más insistente, que corre por Madrid, sobre que el grado de mercantilización a que ha llegado Francisco Umbral es tal, que le ha llevado a utilizar a ese tipo de escritores anónimos y a sueldo de otro escritor a los que se llaman negros . Imagínese el asco que a nosotros, los miembros del Centro de Documentación de la Novela Española , que tenemos una idea heroica, sagrada, del escritor (el de escritor es un estado, venía a decir Nietzsche, y como mínimo es una estupidez considerarlo una profesión) nos puede llegar a producir una conducta semejante. Mucho imbécil se resiste a creer esto, porque aún cree en “el estilo de Umbral”. De cualquier forma, no se trata de nada relacionado con el estilo: los negros de Umbral no son gente que escribe por él lo que no tiene tiempo o ganas de escribir. No. Son más bien especies de documentalistas que le leen y le toman notas sobre lo que él no sabe, que es prácticamente todo. De lo único que sabe Umbral es de sí mismo y de los cotilleos de un Madrid que ya sólo existe en la zurrapa de su café de en “ca” doña Manolita . Dicen que oirle pedir todavía agua, azucarillo y aguardiente, a un camarero que sólo le trae agua, resulta patético. Es absolutamente imposible que Umbral pueda escribir sobre Kafka y Joyce, sobre Freud y Einstein, sobre Chaplin y sobre Picasso, como ha escrito. Absolutamente imposible. La verdad es que su autodidactismo vergonzante no le da ni para escribir sobre Franco. Escribir, quiero decir, diciendo algo con sentido. Abriendo el número 75 de La Fiera Literaria , publicamos un artículo –reproducido en esta web- en el que un sabio juanramoniano deja al descubierto la incompetencia y la desfachatez de alguien que, en un país culto y serio, estaría vareando alcornoques, pero que aquí es un personaje. Es de sonrojo nacional, que el director de un periódico importante y el coordinador de su suplemento literario, engañe de tal forma a sus lectores, que, dada la desinformación reinante, tendrán por sabio a quien no es más que un vivales.

L.T.