RENUEVO DE “LA FIERA 117”, enero 2002

Pescamos en la red , por pura casualidad -de hecho, por la alerta de nuestros servicios insecticidas-, un artículo titulado Palique , de José Luis García Martín, al parecer publicado en El Cultural/El Mundo , en mayo del 2001. Tan mal escrito como todos los del megantólogo (decía Max Aub que quien no tiene ideas y sí la manía de publicar libros se dedica a hacer antologías), la emprende a mantriples con Fernando Sánchez Dragó, Clarín, Unamuno, Saramago, Juan Goytisolo y La Fiera Literaria. Al gran don Miguel lo denomina “cierto Unamuno”, y no se logra saber si está a favor o en contra de Ortega. A propósito de éste, aunque tampoco se pesca la ilación, dice que “entonces -como si Ortega fuera un “entonces”- la crítica literaria no era como ahora”. Pero como no dice cómo era entonces ni cómo es ahora, uno se queda sin saber qué quiere decir. No obstante, simplificando -no es difícil simplificar a un simple-: si la del tiempo de Ortega era buena, quiere decir que la de ahora, la que hace entre otros García Martín, es mala. Si piensa que la buena es la suya, resulta que mete a Ortega en el mismo talego que a los otros denigrados. ¿Se querrá quedar solo? Alguien le debería advertir que, sobre ser pobre hombre, estar solo, puede dar lugar a una catástrofe psicológica, con consecuen­cias que hasta en el reposado El Cultural , tan maternalmente dirigido por doña Blanca Berasátegui, se notaría. Hace poco, el profesor emérito de la Universidad de Oviedo, don José María Martínez Cachero, decía, en declaraciones a La Voz de Asturias que han dado la vuelta al mundo, que habría que remontarse a Clarín para encontrar una crítica tan certera como la que hacemos en La Fiera y en nuestros Cuadernos de Crítica . También nos compara García con el autor de La Regenta , al que tacha de resentido, al decir: “Clarín llamaba al pan pan y al memo memo (pues, mira por dónde, ya sabe cómo le hubiese llamado a él). Era, ciertamente, una fiera literaria; algo tenía en común con esas ratas de alcantarilla que de vez en cuando se cuelan en nuestros buzones y a las que Luis María Ansón, en un despiste raro en él, quiso presentar en sociedad en las páginas de su periódico”. Nada más halagador que el ataque de un imbécil, que además no sabe escribir correctamente. Es de una inexactitud impropia de alguien que da clases de literatura afirmar que “Clarín escribió ensayos y revistas literarias”. ¿Qué es eso de escribir revistas literarias? Las dirigiría, colaboraría en ellas, pero ¿escribirlas? ¿De punta a cabo? ¿Él solo? Para colmo de falta de originalidad, se refiere -como García Posada, Ramón de España, Guelbenzu, Elvira Lindo, Ana Obregón, etc.- a que La Fiera aparece en los buzones. ¡Qué manía! Si la mandamos por correo, ¿dónde va a aparecer? ¿Es que vuestros envíos van a parar al frutero o al Arca de la Alianza? En cuanto a lo de llamarnos “ratas de alcantarilla” nos preocupa: nos suena a espionaje industrial. Pocos sabían que Manuel Asensio Moreno e Isidoro Merino, al alimón, están escribiendo, por encargo de Gallimard, una autobiografía de nuestra publicación con el titulo de Nous, les rates d'alcantarille.

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